Bohemia mujer que cantó en las
praderas. ¿Qué es lo que llama la atención de tus ojos que nos miran desde el
cielo?, canto innato que desciende de la cordillera por todo pueblo, muéstranos
a la dama de poncho níveo que te envía hasta acá.
Pelayo fue la tierra, Mishki fue el Sol
y tú fuiste la lluvia, suelo fértil donde se siembran trovadores en las
chacras. Tus cantos son el agua que se necesita tomar, para qué sueños y
anhelos se pueden cantar; las estrofas de tu canto son el trago amargo que uno
no quiere recordar, pensando en destellos que se quedaron atrás.
Mujer bohemia santificada, nota del arpa
que se toca en el amplio pueblo de Oyón. Sigue cantando desde el cielo, porque
sin tus cantos no habrá invierno para nuevos tiempos que no florecerán sin tu riego; ni
recuerdos de esa etapa de oro cultural oyonense de la cual fuiste parte.
Te dejo estas rosas hechas palabras en una memoria
infinita de mi infancia.
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Te recuerdo por tu legado musical cuando llegaba a la
hacienda o cuando te visitaba con mi madre. Muchos como yo, hijos de
padres que vivieron contigo en ese mundo rústico oyéndolo a través de
esos himnos de la trova andina, te recordaremos por ser una mujer humilde y
haber aportado a la identidad cultural de Oyón esos cantos que no se deben
olvidar.
Gracias por tu legado que el pueblo debe recordar.