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jueves, 24 de enero de 2013

Solo pido que me dejes para quedarme contigo.

Está claro que no soy bueno para tener enamorada. No lo digo yo, lo dicen mis acciones y mis pensamientos llenos de nervios que hacen de mi corazón bombear más de lo normal.

Soy una persona solitaria que trataría mal a una chica, no he tenido ningún romance después de la denuncia que tuve por golpear a una chica, se puede decir que nunca he tenido algo serio o todavía no lo tengo, antes podía decir que era un gran conocedor y sabelotodo para dar consejos y todavía lo soy; soy bueno, para dar consejo, pero de otras cosas; espirituales, música, cultura. Actualmente soy un ignorante, no tengo experiencia en el amor y me gusta escribir notas como ésta, es como que un soldado no tenga armas o municiones para combatir o un mago no tenga su bastón y su libro de pociones, sí, triste es mi caso, lo sé.
En un momento uno puede pensar que se necesita de una persona a su lado, porque la mayor parte de mis compañeros de trabajo –con los únicos que converso en mi vida diaria-  estaban dentro de un círculo amoroso del cual yo no participaba, mientras yo conversaba con los fantasmas de mis compañeros, ellos se besaban tal cual Cupido mandaba, estúpido e ilógico. Estaba absorbido por el sistema de Cupido, del Dios del amor y Venus.

Después de varios meses yo pensé que en el amor no era necesario tener una enamorada, simplemente, creía que el amor se podría manifestar física como interiormente en las almas de los seres queridos y la fe que uno evoca en momentos importantes. Luego me di cuenta que esto sucedía también con los animales, uno mismo, la sociedad, el medio ambiente y todo lo que conoce uno.  Tal vez ser soltero en estos jóvenes y castos 16 años de mi vida hacen que piense un poquito más en diversas cosas que no muchos enamorados narcisista y egoístas se fijan; el amor por el conocimiento de los demás amores, las diversas formas de amar  y fluya en mi imaginación todas las chicas que me han hipnotizado entre fantasías como musas y ninfas de un extenso río en el cual aprendo como hilar y cantar como las sirenas.
Como sucede con todas las musas siempre hay unas en las que limpias sus altares de una manera especial, éstas te generan más emociones y exaltaciones de la fe ficticia que practicas por ellas que otras.

Estas musas de las que me enamoré no fueron por su físico lo que me atraía de ella – siendo sincero, sí, fueron amores a primera vista, pero extrañamente estas musas son especiales, raras y únicas -fue su belleza interior la que me sedujo; su forma de ser que eleva el alma con un simple abrir y cerrar de ojos o cambiar de espacio en un sueño. Si solo pudiera tener –estoy medio loco para pensar en estas tonterías- un pequeño espacio en la metafísica de sus mundos me gustaría ingresar y conocer a profundidad como es, no me importa demorarme años luz y que mi cuerpo se pierda en el intento, por lo menos mi alma llegará a conocer ese profunda esencia. Me importa más conocer la metafísica de unas personas que la de Dios, sí, porque Dios no me dejaría ingresar al suyo.

Mientras termino mi vaso de ron y para cerrar con broche de oro esta nota, para las musas que vendrán les dejo esto; porque uno nunca sabe cuando se convierte en Dios del corazón de un mendigo que pide a cambio de su libertad, amor: 

Soy cobarde y lo acepto.
No soy el hombre que esperabas o que esperaba mi raciocinio serlo para decirte en la cara lo mucho que siento por ti -la bruma y los destellos que hipnotizan tu alma en el resplandor del sol, cuando sigilosamente pienso viendo el mar- quisiera explicarte esta sensación que no es tan precoz como las  otras sensaciones que han venido y que no han tenido tanta fuerza en la corriente que pasó como tú pasaste.
Eres dueña de todas las rosas que vierto en mis poemas y todas las copas que tomé –en depresión- por no ser la tierra que recorren tus pies entre lluvias y sequías.
Solo  pido como condolencia -ante el dolor previsto de tu conquista apresurada- y como única tregua ante esta guerra, una fina solución. Espero que nunca digas lo que sentiste por mí, si es que fuera cierto tu amor por el mío –estoy enamorado de lo inexistente, lo ficticio y lo inerte- déjame en la duda que los trofeos no son lo mío –soy cercano a las fantasías y no a las realidades, por eso tú, valerosa debes alejarte de los mendigos como yo, dejarnos con nuestros altares y campos donde sembramos nuestras ofrendas, todo lo demás que arrase con tu corriente utópica entre mis poemas- no me dejes tampoco los conocimientos puros en estas lecciones absurdas y aunque me vieras en el suelo votando espuma por mis ebrias angustias; solo pido que me dejes para quedarme contigo. 

El trago corto



Crees que hubiera sido normal aplicar la infidelidad en mi extraña vida fugaz con tus dotes de mentiras, porque todo lo que dices es demagógico. Besar y luego dejar o dejar y luego besar, todo es la misma mierda. No quiero saber más.
Me quieres engañar con un cuento ilógico para que pueda tragarme tus historias simples, pero primero debo conocerlas con un trago corto y un largo discurso político de campaña. Estoy seguro que las tragaré, pero no te aceptaré nunca más, gritaré que nunca más tomaré de tus bares.
El karma seguro se encargará de ti y tus acciones, acciones que tienen una reacción y después surge en ellas una repercusión.  Creaste una pena dentro de un corazón que por un largo tiempo lloró de disturbios en el callejón de su descrita mente en otras notas. Casualmente un tiempo después tú fuiste la que lloró -entre lagunas de tristeza y montañas de condolencias- creíste que pudiste escapar, pero la rueda no te dejó jugar, con ella no podrás jugar, ni engañar a ningún jugador. Eres un trago corto difícil de pasar para un novato en los juegos del alcohol, pero para un chico que te conoce, como yo te conozco no eres mas que un simple vaso en un bar.

viernes, 11 de enero de 2013

Rodriguez


Rodriguez  un joven exiliado de su pueblo va caminando a su casa, cuando de pronto aparece una paloma a dos metros de él; lo que genera en él –en su locura- ganas de conversar con esa paloma, sobre su exilio.

Paloma urbana que andas volando con tus plumas oscuras por toda la ciudad ¿Cómo haces para deshacerte de toda esa mugre hecha  por el hombre de principios conservadores sobre el higiene? Acaso solo los que vuelan –descendientes de usted- pueden deshacerse de aquella despiadada mugre sin la necesidad de derramar sangre sobre los ríos y perder los recuerdos de alguna persona entre el humo de los carros de esta ciudad inconsciente.

Rodriguez desesperado pide a la paloma que no sea indiferente y le responda a sus desesperados prejuicios.

Dime algo por favor, cambia tu mirada gélida de hambre e indiferencia por una menos tú de ahora y una más de antes; como cuando te manifestaste ante los cristianos que invocaron a tus antecesores y el carácter que tenías hace siglos atrás. 
Te ruego ante tus diversos cielos y vientos que me des por favor una pluma de todo tu conocimiento como una vez regalaste una en tu vida pasada.

Rodriguez acepta que no puede obtener el conocimiento de la paloma y le pide algo menos importante para él.

Si es que no le quieres otorgar a mi desesperación una solución a mis problemas diarios, te pido por lo menos que me expliques cómo haces para reproducirte con humanos y tener hijos tan libres, extrovertidos e introvertidos; hijos mitad humano y mitad tú, tan diferentes a un hombre urbano crecido en democracias nefastas. 

Aquella paloma no entendía el idioma de los exiliados y Rodriguez sin final se va a la ciudad, esperando conversar con alguna paloma que le pueda responder todas sus dudas; porque ésta no le quiso responder.