TRADUCTOR DEL BLOG

miércoles, 31 de julio de 2013

Por esto luchamos y seguiremos luchando.


Me acuerdo todavía de mi primera marcha, luchando por el agua; totalmente indignado por las injusticias que sucedían en Cajamarca, por la represión de la cual me informaba;  entre ellos la muerte de un chico de mi edad que había protestado pacíficamente, por sus derechos y  el espacio donde vivía.  
El miedo que me sofocaba por ser un chibolo miraflorino era disminuido con las lagrimas (de emoción) que corrían por mis mejillas que secaba el fervor de la multitud
«no estamos solos, somos un huevo»  algo que nunca había experimentado se expresaba en mi alma; la sed de justicia y de alzar mi voz. Solidarizándome con mí hermano cajamarquino.  Para hacerme presente en su lucha y no tener la consciencia sucia y llena de culpa. Así sin mucho que salir en las teles, ni en los periódicos, yo luché a mi manera con el granito de arena que pude aportar a tal protesta tremenda que fue un río, como escribía Heraud. 
A los dos años del gobierno de este hombre (el cual pensé que iba hacer las cosas bien, cuando ganó, esperanzado en un futuro mejor) prendió su partido la mechita de una inmensa bomba que poco a poco jala a los ciudadanos a protestar y apagar el monitor o televisor. Dejando  atrás las encuestas, las esperanzas de una marca o un discurso presidencial que esta generación cada vez más consciente ya no se come todo esa mistura de floros políticos de tantas bancadas.
Emociona ver a mi generación, la del bicentenario,  recorrer las pistas, alzando la voz y gritando “Y dónde está ese gobierno demócrata y popular”  mientras las bombas caen sobre nosotros, los policías detienen a manifestantes que protestan (lo cual es un derecho y es reprimido).
Dicen que el 63% no está enterado de lo sucedido en el congreso, pero yo sé que ahora hay más indignados que antes; personas que nunca antes he visto y no me imaginaba  en mi vida ver, salen a protestar como ciudadanos que son, por lo que les pertenece, su democracia. Salen a protestar para no volver a cometer los errores del pasado. Ojo esto no se trata solo de la repartija; en estas marchas están los hinchas que también luchan para que el fútbol no sea un juego de empresarios que se ponen la camiseta por unos soles; también los médicos que buscan una mejor condición para ellos y sus pacientes; los trabajadores  que alzan su voz por su trabajo; los estudiantes que están contra la ley universitaria impuesta y sin consulta previa; los ciudadanos entre 18 a 27 que protestan en contra del servicio militar obligatorio; y los que van a protestar para que se hagan cumplir sus derechos, como la comunidad LGTB.
Hay muchas personas que han estado en contra de la marcha del 27 y 28, porque creen que es un día de fraternidad y unión entre todos los peruanos, por lo cual no se debió marchar esos días ya que causa desunión; pero acaso no recuerdan a nuestros libertadores. Sus palabras fueron claras y hasta hoy nos enseñan a defender lo nuestro, a alzar la voz porque cuando la tiranía se hace ley, la rebelión es un derecho. Nosotros no queremos desunión, ni lucha entre clases (bueno desde mi humilde opinión) queremos un Perú que no se haga el huevón, cuando haya discriminación y que preste atención a lo que sucede a su alrededor. No volvamos a repetir lo que pasaba antes, porque esa indiferencia fue la que dejó al oportunismo político el sillón vacío para ocupar siempre el sillón presidencial o un escalofriante mundo asesino, como sendero luminoso. Marquemos el rumbo al bicentenario con una ciudadanía comprometida con todas las quejas de los rincones de nuestro país y de esta manera hacer que el Perú no avance de cifras, sino de espíritu hacia un verdadera inclusión social de corazón y no de voto, ni de manipulación.  Por esto luchamos y seguiremos luchando.