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jueves, 20 de diciembre de 2012

Una extraña receta de conspiración.


Dejo en claro que todo lo que está escrito en esta nota no quiere decir que deje el ateísmo, sino mi escepticismo medieval.
Me tome esta noticia en serio, creía que iba a suceder pero al final no sucedió. Fue algo en lo que realmente creía.  Mi ateísmo ha sido engañado una vez más por falsas supersticiones de la humanidad. Creo en el hombre y en su divinidad por hacer las cosas posibles, pero esto me ha dejado atolondrado en la forma más explícita de todas sus interpretaciones.
El humano una vez más ha fallado en sus aciertos que nadie predice y que solo la ciencia aclara con el peso de la justicia de la razón.

Se han alineado los planetas de la galaxia donde yo estoy viviendo, pero mi corazón se desvió del tuyo. Yo creía que iban a estar alineados por lo menos un breve minuto de este día, pero no sucedió así, sucedió todo lo contrario; se desviaron nuestros corazones, nuestras almas y nuestras mentes. Nuestros labios no se volverán a chocar después de miles de años, hasta que una nueva era llegue y eso sucederá tal vez cuando la codicia del hombre por explotar todo su ecosistema haya acabado con él mismo y  el de todas las especies.

Si es que tenemos suerte podremos reencarnar en células y estar unidos por el mínimo tiempo que logré alcanzar nuestros cuerpos amorfos al juntarse por un corto tiempo. Es casi imposible –lo sé- pero si nos conocimos en este mundo, porqué no en otro donde la utopía de mi predicción humana se equivoque o este en la razón. Eso lo comprobaré en miles de años, cuando la ciencia demuestre si estuve en lo cierto o simplemente me equivoqué guiado de argumentos de la era que acaba de pasar.

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