TRADUCTOR DEL BLOG

sábado, 6 de abril de 2013

Soñando contigo.


Estabas echada en la cama de la cabaña y yo miraba el televisor con la cara opuesta que llevo todos los días; preguntabas por los chicos y  como estaban los pastos de mi jardín. Era tan armonioso el espacio de los dos, que decidimos salir a pasear por la arena dejando lo armonioso atrás. Caían estrellas de tu pelo y las venas de tus brazos se pusieron fosforescentes; me mirabas y yo te miraba, abrazamos nuestras miradas con nuestros enredados besos y elevamos nuestras almas fuera de la isla por una decena de segundos.
Estábamos perdidos en la arena, y el mar no se lograba comunicar con nosotros; de las ventiscas apareció una chica y un chico, llevaban cenizas en el rostro  y cuentos en los bolsillos escritos por nosotros. Ella me hablo y él te hablo a ti, me preguntó si en mi corazón había espacio para un cuento más y él te preguntó si yo era un borrador o solo un cuento ficticio, yo le respondí que estaba ocupado, mientras tú con el rostro oculto, como si te pareciera discreto lo que le dijiste, que era un simple borrador de tus notas vacías.  Ella desapareció y él se quedó contigo, oía una voz que me llamaba para irme, los dejé solos y de pronto te vi en una ilusión–como si pudiera ver todo el futuro, como los momentos antes de morir-  vi como te casabas, tenías hijos y morías por él; mientras yo estaba escribiendo, solo, en una casa aceptando la derrota, donde fui tan fácil de vencer.
En una orilla de la isla, había sentido el suspiro del mar, apiadándose de mi desolación me sumergí en él y me ayudó a no salir de ahí, después de unas cuentas horas de un reloj ficticio salí del océano, pero dejé mi cuerpo dentro del cuerpo del océano, me había dado cuenta que ya lo había perdido. Fui donde estabas traspasando piedras altas que habíamos trepado, caminaba sobre ríos que se esparcían como mis viejas lágrimas, antes de haber muerto y de pronto llegué, te vi conversar con él, te abrazó y te dio un beso. Sentiste mi alma cruzar tu corazón y le preguntaste por mí, dónde estaba; él que era rey de tu núcleo de razones para vivir, te respondió con un beso y dijo que no había nadie más en esta isla, que solo era él y tú. Tú lo seguiste besando; cuando de pronto abrí los ojos y mi cuerpo estaba sobre mi cama, toqué mi rostro despacio, sentía mis pulmones como respiraban y el latir de mi corazón, caían lágrimas en mi pecho, por haberme imaginado toda esa historia que algún día podría pasar; pensar que tú te enamores de un rostro, des todo tu vida en él y yo no tenga un amor recíproco, sino solo uno de mensajes como este, destruye toda represa de la soledad tranquila y los sentimientos panorámicos estancados.

Había soñado algo extraño, te perdías en los besos de un chico desconocido y yo estaba muerto por la angustia; pero ya sé que una parte de esto no es real, ni el sueño y tampoco la nota, tú estás divagando por estas notas; lo único cierto es que nunca serás la compañía que te pedía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario