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jueves, 12 de septiembre de 2013

El lazo profundo.

Hemos viajado y cruzado las tierras desiertas, dando vueltas a montañas, respirando el poco aire que respiran las aves de las cordilleras por lazos que nos conectan con pueblos distintos, en una sola misión de consciencia y sensibilización. De esta manera, después de bajadas y subidas, llegamos a nuestro destino. Ayacucho.  En este pueblo que fue totalmente destruido por la violencia,  nos encontramos un Ayacucho distinto al que pensábamos. Es un Ayacucho que había salido adelante, dejando atrás todo ese sufrimiento, perdonando todo lo sucedido y buscando que sus comunidades estén unidas, para el desarrollo del pueblo con un cálida bienvenida a cualquier persona que llegue al pueblo.

Este viaje a Ayacucho nos muestra que el Proyecto Tarata de la municipalidad de Miraflores se ha descentralizado,  percibiendo   lo esencial del proyecto;  la participación  de más jóvenes en el Perú de cada comunidad, para que difundan y recuerden  su pasado. Sembrando consciencia de jóvenes a  jóvenes, prevenimos  que otra vez el terror se asome a la vuelta de la esquina y evitamos que la violencia sea la solución para los problemas sociales. Para no olvidar y  no permitir  que muchos jóvenes sean vulnerables ante personas que solo buscan  mentirnos con una fantasía  de “paz e igualdad”, mientras por debajo siembran el miedo para llegar al poder, como cualquier grupo que  solo  busca sus intereses políticos y no el bien de la ciudadanía. 


Dejando atrás el resentimiento, pero no olvidando lo sucedido. Lo que fue un proyecto de una comunidad, ahora lo es de otras y gracias a ello podemos percibir las distintas perspectivas de  un Perú dolido por el terror que sembraron los que una vez violaron los derechos humanos de sus ciudadanos, pero a la vez vemos un Perú que ha salido adelante y ha progresado. Fortaleciendo el desarrollo  Perú, creo  que este proyecto marca un antes y después en acciones gubernamentales con el apoyo de la participación ciudadana. Espero  que el proyecto siga expandiéndose en todos los rincones más remotos del país;  porque si fueron un grupo de “ciudadanos” los que generaron esta violencia, debemos ser los ciudadanos  los que debemos prevenir toda esta absurda  forma de participación política que se manifiesta con violencia, porque nuestra democracia no merece que el oportunismo político use la sed de miles de ciudadanos para engañarnos y dividir el Perú en ríos de sangre una vez más.








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