Sentimiento Obrero

Mate la sed con un refresco muy antiguo

color ambarino de sabor calmante,

para apaciguar el sudor que brotaba de mi mente

en una jornada laborable de mi vida.

Del prado, en  la brisa vestida de hojas palmadas,

avisto entre los arboles de roble caídos y arbustos quemados

una muchacha que viene a mi, vestida con ropajes descuidados,

por mi forma de juzgar, seguro viene a mofarse de mi.

Mofarse de mi no es entendible y menos comprensible,

percibí que en su esquelético cuello nevado,

estaba tapado por una bufanda roja que no me dejaba ver lo que había notado

una cruz de cristo  en su cuello poco visible .

Que poco agradable percatar que esa muchacha era cristiana,

pero mas estúpido fue mi forma de razonar y mi manera de juzgar, 

estúpido saber que fue intolerable por los errores de un ayer

que poco pedir, decidir que no vuelva a pasar la vergüenza de mi estúpida realidad.

Pues de su ropaje descuidado una manzana color menta saco y me la entrego,

un obrero no esta acostumbrado aceptar comida de foráneos de la burguesía ciudadana

es por eso que yo creía que la manzana de color menta estaba envenenada,

seguro era un ex-colega que buscaba poner una trampa y asesinarme en una mañana,

pero dude en esa idea, pues ya había fallado en lo que la muchacha iba hacer.

Acepte la manzana de color menta, me la trague mientras tomaba el viejo refresco,

recordé viejos tiempos aquellos cuando los viejos eran espermas y las almas eran eternas,

salpique un poco de mi refresco sobre la muchacha que me veía como me embutía todo,

de una manera desesperada termine en menos de tres minutos en acabar las regalías, 

que una muchacha me dio, en tardes de letra y puñal, convertidos en melodías.